Uno
de los pilares más importantes del segundo ciclo de Educación Infantil es el
desarrollo de la autonomía, la independencia y la adquisición de hábitos.
Para saberse y sentirse
uno y distinto de los demás no queda otra que trabajar los hábitos si
lo que se pretende es la
conquista de la autonomía. Dos palabras que pueden confundirnos e incluso quedar
relegadas si no entendemos que cada paso hacia la “independencia” tiene su
tiempo, el cual no podemos ni debemos desperdiciar, porque el fijar bases
sólidas desde el nacimiento redunda en crecimiento
y confianza en la propia capacidad.
El
tema daría para muchos posts, pero hoy nos vamos a centrar en los hábitos, los
que hacen posible la autonomía del niño de 3 a 6 años.
Al igual que el resto de tareas educativas, el tratamiento de los hábitos está
afectado por estilo de aprendizaje. Un breve posicionamiento puede ser
clarificador e indispensable antes de ponerse finalidades y seleccionar pautas.
Para saber qué vamos a pedir hay
que conocer al niño, a quién se
lo vamos a pedir y el cómo
se lo vamos a pedir.
Consideramos al niño:
- Como protagonista de su desarrollo, solo con oportunidades para la experiencia verá preservada su iniciativa, la posibilidad de conocer y aprender con y de sus propios logros y errores.
- El niño desde el nacimiento es absolutamente dependiente del adulto. Para encarar exitosamente el camino de su autonomía precisará de la visión atenta, afectuosa, desprendida y generosa del adulto.
- La optimización del aprendizaje pasa en Educación Infantil por el reconocimiento por parte del educador de las peculiaridades de las que goza cada niño . Tiene un ritmo, unas necesidades, unas características y unas potencialidades que el adulto debe saber ver, comprender, reconocer y atender.
- Así, la exigencia educativa deberá ir de la mano de la madurez, sin perderla de vista, apoyándose en ella.
Desde estos
principios, en el colegio nos planteamos la organización de todas aquellas
situaciones (en este caso muy ligadas a lo biológico) que tienen tanto que ver
con el adulto y que, sin embargo, cuentan con la finalidad de conseguir la
independencia.
- Con planificaciones ordenadas y adecuadas.
- Desde la disponibilidad generosa y atenta del adulto (observar, escuchar, acoger)
- Desde una conducta coherente y estable (somos referente y modelo)
- Desde el conocimiento de las posibilidades del niño, con actitud comprensiva (no se puede pedir lo que no son capaces de dar)
- Respetando la iniciativa del niño (aliento en los intentos, apoyo en los momentos confusos)
- Ayudando a ir un poco más allá (la educación para que sea crecimiento debe implicar reto, el proteccionismo suele ser atrofiante)
- Haciendo gala de accesibilidad, tolerancia y firmeza.
- Haciendo uso continuado del lenguaje como apoyo imprescindible para que el niño logre dar significado a lo que hace.
- Es el adulto el que al principio dota de sentido y razones a lo que el niño hace (desde lo sensoriomotor a lo intelectual y la reflexión)
Aquí os dejamos con algunos ejemplos de
autonomía y adquisición de hábitos en el cole:
En definitiva, creemos que si las experiencias
de cuidado, alimentación, descanso, higiene, salud, relaciones sociales… han
sido positivas, el niño accederá con facilidad a asumir el manejo y control de
sus capacidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario